Historia
“Los niños cristianos, por serlo,
tienen derecho a la educación cristiana. Los padres de esos niños, por serlo,
no pueden ni deben abdicar el deber y el derecho de educar a sus hijos como lo
que son, como hijos de Cristo por el Bautismo” (Andrés Manjón)
Andrés Manjón y Manjón nace en Sargentes de la Lora (Burgos) el 30 de Noviembre de 1846,
hijo de Lino Manjón y Manjón y Sebastiana Manjón Puente. Fue el mayor de cinco
hermanos: Marta, María, Justa y Julián. Desde los siete a los once años asistió
a la escuela de su pueblo, completando estudios en la cercana localidad de Sedano.
Por entonces se trataba de una
escuela tradicional donde se cultivaba la memoria mecánica y repetitiva. Su
experiencia en este tipo de escuela fue frustrante y le marcaría para toda su
vida hasta reaccionar contra esta y fundar las Escuelas del Ave María.
Entre 1861 y 1868 continúa su
formación en el Seminario de Burgos, estudiando tres años de Filosofía
escolástica y cuatro de Teología. Culmina su preparación en la Universidad de
Valladolid, donde simultaneó los estudios de Derecho con los inacabados de
Teología.
Imparte clases durante un
semestre en la Universidad de Valladolid. Otro semestre estará como auxiliar de
la Cátedra de Derecho Romano en la Universidad de Salamanca. Reside
posteriormente en Madrid, mientras prepara las oposiciones a cátedra
universitaria, dando clase en la Academia de San Isidoro, para poder subsistir.
Obtiene la Cátedra de
Instituciones eclesiásticas en Santiago de Compostela en 1879 y por concurso de
traslado, llega a Granada en 1880.
Después de unos años intensos de
duro trabajo para redactar su obra “Derecho eclesiástico“ y de trabajar
apostólicamente en la Juventud Católica granadina, nace en él la vocación al
sacerdocio y recibe la ordenación de presbítero a los cuarenta años de edad,
formando parte del Cabildo de Canónigos de la Abadía del Sacro Monte.
En sus cátedras fue siempre el
apologista de la verdad, y su fe ortodoxa y su pureza de doctrina fueron
siempre el distintivo de su magisterio.
En la dirección y educación de
sus alumnos se valía de la ironía para corregirles vicios y defectos, y
reconociéndolo ellos así, se lo agradecían con respeto y admiración, teniéndole
por un hombre de extraordinarias virtudes.
Andrés Manjón contaba así cómo
fue el comienzo de las escuelas que él fundó:
El principio de las Escuelas del
Ave María fue así: Llevaba en mi mente hacía años la idea de poner Escuelas
en el campo, y cuando paseaba por los alrededores de Granada (que era siempre
que podía), se me recrecían los deseos, y más cuando en 1886 subí de Canónigo
al Sacro-Monte y vi despacio aquellos caminos, cármenes y cuevas…
Más he aquí que un día que bajaba
sobre mi burra mansa, para la Universidad (y montado como siempre en el
borriquito de mi fijo pensamiento), oí sorprendido canturrear la Doctrina
Cristiana en una cueva que caía sobre el camino, y me dio un salto el corazón.
Descendí de la burra, trepé por las veredas y hallé en una cueva una mujer
pequeña y vulgar, rodeada de diez chiquillas, algunas de cuales eran gitanas.
Entonces me avergoncé de no haber hecho yo siquiera lo que aquella mujer salida
del Hospicio estaba haciendo”
Habiéndose retirado la Maestra,
resolvió continuar su obra diciendo que aquella humilde mujer le había enseñado
más que todos los sabios y todos los libros. Compró un “carmen” o casa con
huerto (como las llaman en Granada), buscó una maestra con título, y abrió una
escuela formal el día 1 de octubre de 1889, inaugurándola solemnemente el día
de la Virgen del Pilar; teniéndose este día como fecha oficial de la Fundación.
Andrés Manjón fue un hombre humilde dedicado a sus niños, y en vida recibió
extraordinarios honores que él rechazaba o no les daba importancia. En 1895 fue
propuesto para el cargo de Abreviador de la Nunciatura Apostólica: Andrés se
excusó humildemente de aceptarlo: “Que otros con mayores merecimientos que
los míos ocupen esas vacantes; yo entre mis niños estoy como el pez en el agua;
este es el cargo y carga que más me agrada”.
Fue nombrado en 1896 Hijo Adoptivo
y en 1900 Hijo Predilecto de Granada, como reconocimiento por la inmensa obra
que venía desarrollando con sus escuelas en la educación profesional, moral y
cristiana de los hijos de las familias más desfavorecidas de Granada.
En 1896 fue nombrado Caballero de
la Orden de Carlos III, y en 1902 Jefe Superior de Administración Civil, no
aceptando ninguna de las dos condecoraciones. En 1902 rehusó ser elegido Abad
del Sacromonte.
En 1903 fue nombrado Caballero de
la Orden de Alfonso XII, y no habiendo podido pagar los derechos de expedición,
los amigos y admiradores reunieron la cantidad, que le entregaron, empleándola
él en pan para los alumnos de sus escuelas; lo cual sabido por el Rey D.
Alfonso XIII en su visita a las escuelas, pagó los gastos y le regaló el
Diploma. El año 1909, todavía en vida y pese a la lejanía geográfica, fue
nombrado hijo predilecto de Burgos. Meses antes de su muerte, el
Ayuntamiento de Granada acordó levantarle una estatua en Plaza Nueva que él
rechaza. Falleció el 10 de Julio de 1923.
Cuando se le pedía al Padre Manjón que escribiera un reglamento
que explicara que eran las Escuelas del Ave María decía: “¿Sabes lo
que es enseñar en el campo, enseñar jugando, enseñar haciendo, enseñar en
humano, libre, español y cristiano, enseñar gratis a todo el mundo y enseñar
paternal y socialmente, cooperando con los demás educadores? Pues si lo sabéis,
juntadlo en uno y ya tenéis escuelas del Ave María llevadas hasta el ideal”.
Este modelo de Escuela aspiraba igualmente a formar cívicamente,
educando hombres completos, que resistiesen las manipulaciones y ataques que
provenían de los movimientos liberales y marxistas, especialmente interesados
en movilizar a las clases populares en apoyo de sus ideas. En palabras del
Padre Manjón:
“Como sin enseñanza no hay hombres completos ni aptos para la vida
en un mundo de seres inteligentes y adelantados se impone el deber y la
conveniencia de enseñar y enseñar gratis al pobre. Porque en el mundo de los
seres morales, las ideas y las inteligencias cultivadas son las que llevan en
pos de si a los incultos, donde mas abunden las inteligencias extraviadas, más
obligación habrá de preparar a los hombres de porvenir para que no sean éstos
las mas indicadas víctimas del error y la maldad por su ignorancia”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario