viernes, 30 de diciembre de 2016

Las iniciativas educativas en España de corte religioso. Las escuelas “Ave María”.

Padre Manjón




Historia


“Los niños cristianos, por serlo, tienen derecho a la educación cristiana. Los padres de esos niños, por serlo, no pueden ni deben abdicar el deber y el derecho de educar a sus hijos como lo que son, como hijos de Cristo por el Bautismo” (Andrés Manjón)


Andrés Manjón y Manjón nace en Sargentes de la Lora (Burgos) el 30 de Noviembre de 1846, hijo de Lino Manjón y Manjón y Sebastiana Manjón Puente. Fue el mayor de cinco hermanos: Marta, María, Justa y Julián. Desde los siete a los once años asistió a la escuela de su pueblo, completando estudios en la cercana localidad de Sedano.


Por entonces se trataba de una escuela tradicional donde se cultivaba la memoria mecánica y repetitiva. Su experiencia en este tipo de escuela fue frustrante y le marcaría para toda su vida hasta reaccionar contra esta y fundar las Escuelas del Ave María.


Entre 1861 y 1868 continúa su formación en el Seminario de Burgos, estudiando tres años de Filosofía escolástica y cuatro de Teología. Culmina su preparación en la Universidad de Valladolid, donde simultaneó los estudios de Derecho con los inacabados de Teología.


Imparte clases durante un semestre en la Universidad de Valladolid. Otro semestre estará como auxiliar de la Cátedra de Derecho Romano en la Universidad de Salamanca. Reside posteriormente en Madrid, mientras prepara las oposiciones a cátedra universitaria, dando clase en la Academia de San Isidoro, para poder subsistir.


Obtiene la Cátedra de Instituciones eclesiásticas en Santiago de Compostela en 1879 y por concurso de traslado, llega a Granada en 1880.


Después de unos años intensos de duro trabajo para redactar su obra “Derecho eclesiástico“ y de trabajar apostólicamente en la Juventud Católica granadina, nace en él la vocación al sacerdocio y recibe la ordenación de presbítero a los cuarenta años de edad, formando parte del Cabildo de Canónigos de la Abadía del Sacro Monte.


En sus cátedras fue siempre el apologista de la verdad, y su fe ortodoxa y su pureza de doctrina fueron siempre el distintivo de su magisterio.


En la dirección y educación de sus alumnos se valía de la ironía para corregirles vicios y defectos, y reconociéndolo ellos así, se lo agradecían con respeto y admiración, teniéndole por un hombre de extraordinarias virtudes.


Andrés Manjón contaba así cómo fue el comienzo de las escuelas que él fundó:

El principio de las Escuelas del Ave María fue así: Llevaba en mi mente hacía años la idea de poner Escuelas en el campo, y cuando paseaba por los alrededores de Granada (que era siempre que podía), se me recrecían los deseos, y más cuando en 1886 subí de Canónigo al Sacro-Monte y vi despacio aquellos caminos, cármenes y cuevas…


Más he aquí que un día que bajaba sobre mi burra mansa, para la Universidad (y montado como siempre en el borriquito de mi fijo pensamiento), oí sorprendido canturrear la Doctrina Cristiana en una cueva que caía sobre el camino, y me dio un salto el corazón. Descendí de la burra, trepé por las veredas y hallé en una cueva una mujer pequeña y vulgar, rodeada de diez chiquillas, algunas de cuales eran gitanas. Entonces me avergoncé de no haber hecho yo siquiera lo que aquella mujer salida del Hospicio estaba haciendo”


Habiéndose retirado la Maestra, resolvió continuar su obra diciendo que aquella humilde mujer le había enseñado más que todos los sabios y todos los libros. Compró un “carmen” o casa con huerto (como las llaman en Granada), buscó una maestra con título, y abrió una escuela formal el día 1 de octubre de 1889, inaugurándola solemnemente el día de la Virgen del Pilar; teniéndose este día como fecha oficial de la Fundación.


Andrés Manjón fue un hombre humilde dedicado a sus niños, y en vida recibió extraordinarios honores que él rechazaba o no les daba importancia. En 1895 fue propuesto para el cargo de Abreviador de la Nunciatura Apostólica: Andrés se excusó humildemente de aceptarlo: “Que otros con mayores merecimientos que los míos ocupen esas vacantes; yo entre mis niños estoy como el pez en el agua; este es el cargo y carga que más me agrada”.


Fue nombrado en 1896 Hijo Adoptivo y en 1900 Hijo Predilecto de Granada, como reconocimiento por la inmensa obra que venía desarrollando con sus escuelas en la educación profesional, moral y cristiana de los hijos de las familias más desfavorecidas de Granada.


En 1896 fue nombrado Caballero de la Orden de Carlos III, y en 1902 Jefe Superior de Administración Civil, no aceptando ninguna de las dos condecoraciones. En 1902 rehusó ser elegido Abad del Sacromonte.


En 1903 fue nombrado Caballero de la Orden de Alfonso XII, y no habiendo podido pagar los derechos de expedición, los amigos y admiradores reunieron la cantidad, que le entregaron, empleándola él en pan para los alumnos de sus escuelas; lo cual sabido por el Rey D. Alfonso XIII en su visita a las escuelas, pagó los gastos y le regaló el Diploma. El año 1909, todavía en vida y pese a la lejanía geográfica, fue nombrado hijo predilecto de Burgos. Meses antes de su muerte, el Ayuntamiento de Granada acordó levantarle una estatua en Plaza Nueva que él rechaza. Falleció el 10 de Julio de 1923.


Cuando se le pedía al Padre Manjón que escribiera un reglamento que explicara que eran las Escuelas del Ave María decía: “¿Sabes lo que es enseñar en el campo, enseñar jugando, enseñar haciendo, enseñar en humano, libre, español y cristiano, enseñar gratis a todo el mundo y enseñar paternal y socialmente, cooperando con los demás educadores? Pues si lo sabéis, juntadlo en uno y ya tenéis escuelas del Ave María llevadas hasta el ideal”.


Este modelo de Escuela aspiraba igualmente a formar cívicamente, educando hombres completos, que resistiesen las manipulaciones y ataques que provenían de los movimientos liberales y marxistas, especialmente interesados en movilizar a las clases populares en apoyo de sus ideas. En palabras del Padre Manjón:

“Como sin enseñanza no hay hombres completos ni aptos para la vida en un mundo de seres inteligentes y adelantados se impone el deber y la conveniencia de enseñar y enseñar gratis al pobre. Porque en el mundo de los seres morales, las ideas y las inteligencias cultivadas son las que llevan en pos de si a los incultos, donde mas abunden las inteligencias extraviadas, más obligación habrá de preparar a los hombres de porvenir para que no sean éstos las mas indicadas víctimas del error y la maldad por su ignorancia”. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario